SITIO DE LISANDRO REYES ARMSTRONG
El sitio del TATA-LICA

Capítulo 7: Otros Personajes y Divinidades

Contenido:
Ariadna
   Asclepio (Esculapio)   Carites (Gracias)   Caronte   Casandra   Deucalión   Eros   
Hado o Fatum   Hécate   Hespérides   Leda   Medea   Moiras (Parcas)   Musas   Narciso   
Náyades   Némesis  Pandora   Sisifo   Tántalo 

7.01 ARIADNA
Sep-2014
 
Ariadna era la hija del rey Minos y de Pasifae de Creta. Su padre tenía en un laberinto al Minotauro, su monstruoso hermano, a quien había que alimentar con adolescentes ateniense cada nueve años. La tercera vez que los atenienses debían pagar su tributo, Teseo, -hijo de Egeo, el rey de Atenas- se ofreció a ir entre los que se sacrificarían y matar al Minotauro.

En Creta, Ariadna y se enamoró de Teseo, por lo que decidió ayudarlo con la condición de que se casara con ella y se la llevara lejos de su padre y de su temible hermano. Teseo aceptó, Ariadna le regaló una espada mágica y un ovillo de hilo para que una vez en el laberinto, fuera desenrollándolo y pudiera servirle de guía indicándole el camino de regreso.

Gracias a la ayuda de Ariadna, Teseo logró salir del laberinto después de dar muerte al Minotauro. Cuando Minos supo que Teseo había matado al Minotauro montó en cólera por lo que Teseo tuvo que apresurarse en la huida con Ariadna. Pero ella nunca llegó a ver la tierra de Teseo: Atenas, pues en una escala que él hizo en la isla de Naxos, la abandonó dormida en la orilla.
Al despertar de su sueño, en vano buscó Ariadna a su amado entre las rocas y a lo largo de las playas. Por lo que se sintió desgraciada, se echó a morir y lloró desesperadamente. Pero Afrodita se compadeció de ella y la consoló con la promesa que ella tendría un amante inmortal, en vez de ese mortal que había perdido.

La isla donde Ariadna fue dejada era la isla favorita de Dioniso, la misma a la que él deseaba que los marineros del mar Tirreno lo llevaran, cuando intentaron pedir rescate por él tan traidoramente.
Allí Ariadna lloraba lamentándose de su destino, cuando Dioniso la encontró, la consoló y la hizo su esposa. Como regalo de bodas le dio una corona de oro, enriquecida con gemas, y cuando Ariadna murió, tomó su corona y la arrojó hacia el cielo. Las gemas se convirtieron en estrellas y la corona de Ariadna permanece en el cielo como una constelación, entre el Hércules y el hombre que sostiene la serpiente.
Sus hijos con Dionisio fueron Toante, Estásfilo, Enopión y Pepareto. El abandono de Ariadna por el hombre que amaba y al que ayudó, ha sido usado para hermosas obras, en las artes y en la música.
 







 


 
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7.02 ASCLEPIO (ESCULAPIO)
Sep-2014
 
Asclepio fue el dios griego de la medicina, hijo de Apolo y de la ninfa Coronis o Coronide.
La infiel Coronis tuvo amores con el mortal Isquis, hijo de Élato por lo que fue muerta por Apolo, pero antes de que la pira funeraria la incinerase, sacó de su vientre a la criatura, que sería el futuro dios Asclepio, entregándolo al centauro Quirón para su crianza.

La leyenda dice que un cuervo, que en ese tiempo era blanco, voló hasta Apolo y le advirtió de los amoríos de Coronis. Apolo maldijo al animal condenándolo a llevar en adelante el color negro en lugar del blanco.
Otros dicen que fue la hermana melliza de Apolo, Artemisa, la que dio muerte a Coronis antes de nacer Asclepio, por su infidelidad.
El caso es que el centauro Quirón educó al niño y le enseñó todo lo referente a las artes curativas, especialmente lo relativo a plantas medicinales. Como hijo de Apolo, que tenía poderes terapéuticos, Asclepio tenía ya un don natural para sanar.

La serpiente a él consagrada, juega un papel importante. El poder de sanar atribuido a las serpientes pudiera estar relacionado con su habilidad para rejuvenecer al cambiar su piel cada año. Esta representación de la serpiente enrosca-da en los aperos médicos sigue vigente hoy día como símbolo de la medicina.

Asclepio se casó con Epione y tuvo dos hijos, excelentes médicos que participaron en la Guerra de Troya atendiendo a sus compañeros heridos. También tuvo tres hijas, Higiea (de donde proviene el término higiene), Panacea, la que todo lo sana y Yasó la diestra curadora. 
Se dice que el famoso médico griego Hipócrates, que ejerció en el siglo de Perícles, desciende directamente de este dios.

Asclepio alcanzó tal habilidad que podía devolver la vida a los muertos. A Zeus  no le gustó que un mortal tuviera tal poder, por lo que lo mató con un rayo. Apolo se enfureció por la muerte de su hijo y en venganza mató a los cíclopes que habían forjado el rayo de Zeus. 

Otros dicen que fue Hades el que reclamó justicia a Zeus porque se estaba quedando sin población en el más allá. También se dice que el rayo sólo cegó a Asclepio y que siguió sanando a los mortales por muchos años hasta su muerte.

Asclepio fue adorado en Epidaurus, en el Peloponeso. La isla de Cos tenía un Asclepium o santuario muy importante del dios, que los peregrinos visitaban para encontrar la cura de sus enfermedades. 
Asclepio después de su muerte fue elevado a la condición de inmortal y convertido en la constelación de Ofiuco u Ophiuchus (el portador de la serpiente o Serpentario)
 



 
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7.03 CARITES (GRACIAS)
Oct-2014
 
Las Cárites o Gracias eran las diosas del encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad. Habitualmente se consideran tres, de la menor a la mayor:  
* Aglaya (‘Belleza’)
* Eufrósine (‘Júbilo’) y
* Talía (‘Floreciente’).
 Las Cárites solían ser consideradas hijas de Zeus y Eurínome, aunque también se decía que eran hijas de Hera, de Dioniso, o de Helios y la náyade Egle. Homero escribió que formaban parte del séquito de Afrodita.
Vivían en el Olimpo en donde solían frecuentar la compañía de las musas, Afrodita, Apolo o Eros. La representación más habitual era la de tres jóvenes de excepcional belleza que danzan al son de la flauta de Apolo, aunque en ocasiones pueden aparecer con faunos y sátiros. Han sido representadas en múltiples obras de arte, tanto en pintura como en escultura. 
Las Cárites estaban asociadas asimismo con el inframundo y los misterios eleusinos.
El río Cefiso cerca de Delfos estaba consagrado a ellas.
 



 
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7.04 CARONTE
 
Hijo de Nix, (la Noche) y de Erebo, (el Inframundo), es el barquero que tiene como misión, cruzar la laguna Estigia en su bote, a los fallecidos que llegan al Hades. Al otro lado los espera el tribunal que juzgará sus acciones y decidirá su destino en el Hades.
 
Los fallecidos entran al inframundo cruzando la laguna Estigia, transportados por el barquero Caronte, quien cobra por el pasaje un óbolo, pequeña moneda que los familiares ponían en la boca o en los párpados del difunto.
 
Caronte el barquero, es un viejo flaco, inflexible, gruñón y avaro; de ropajes raídos, sucios, con el pelo y la barba desgreñados, que elige a sus pasajeros entre la muchedumbre que se apila en la orilla de la Estigia. Aristófanes muestra a Caronte lanzando insultos a la gente obesa.
 
Los pobres y quienes no tenían amigos ni familia, se quedan durante años en la orilla esperando la buena voluntad de Caronte para poder cruzar. Los griegos ofrecían libaciones para evitar que las almas de los difuntos volviesen al mundo superior a «perseguir» a quienes no les habían dado un óbolo o un funeral adecuado.
 
   



 
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7.05 CASANDRA
Sep-2014
 
Casandra era hija de Hécuba y Príamo, reyes de Troya. Casandra fue sacerdotisa de Apolo, con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, Casandra rechazó el amor del dios; éste, viéndose traicionado, la maldijo: seguiría teniendo su don, pero nadie creería en sus pronósticos. Su don se convertiría en una fuente continua de dolor y frustración.
 
En la guerra de Troya, ante su repetido anuncio de la inminente caída dela ciudad, ningún ciudadano dio crédito a sus vaticinios. Casandra previó la destrucción de Troya, la muerte de Agamenón y su propia desgracia y muerte, pero fue incapaz de evitar estas tragedias, tal era la maldición de Apolo. Su familia creía que estaba loca y, en algunas versiones, la mantuvieron encerrada en casa o encarcelada, lo que la hizo enloquecer. En otras versiones, simplemente era una incomprendida.
 
Concluida la guerra de Troya, durante el saqueo de la ciudad, el héroe griego Áyax, encontró a Casandra refugiada bajo un altar dedicado a Atenea. Aunque la princesa se agarró a la sagrada estatua de la diosa, Áyax desoyó los ruegos, y la arrastró junto con la estatua y la violó en ese lugar. Este hecho condenó al guerrero, pues Poseidón, impelido por la humillada Atenea, en el viaje de regreso de Áyax a Grecia, hundió su barco causando una tormenta en las cercanías del promontorio de las rocas Giras, donde el héroe murió ahogado, o clavado a las rocas por el tridente de Poseidón según otra variante de la leyenda.
 
Casandra fue entregada como concubina al Rey Agamenón de Micenas. Éste ignoraba que, mientras guerreaba en Troya, su esposa Clitemnestra se había hecho amante de Egisto. Cuando Agamenón y Casandra regresaron a Micenas, Clitemnestra le pidió a su marido que anduviera por encima de una alfombra morada, el color que simboliza a los dioses. A pesar de que Casandra le avisó reiteradamente de que no lo hiciera, el Rey la ignoró y cruzó la alfombra, cometiendo así un sacrilegio. Clitemnestra y Egisto asesinaron a ambos: Agamenón y Casandra.
 
En algunas versiones, Casandra y Agamenón habrían sido amantes y habían tenido gemelos: Telédamo y Pélope. Ambos fueron asesinados también por Egisto.
 
Télefo, hijo de Heracles, también amaba a Casandra. Sin embargo, ella se burlaba de él y le indujo a seducir a su hermana Laódice.

 


 
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7.06 DEUCALIÓN
2015
 
Hijo de Prometeo, reinó en las regiones próximas a Ftía, al sur de Magnesia, a ambos lados del monte Otris. Su esposa fue Pirra, hija de Epimeteo y Pandora.
 
Zeus había decidido poner fin a la existencia humana y a la Edad de Bronce con un gran diluvio, porque los hombres habían aceptado la chispa del fuego que Prometeo había robado del Monte Olimpo.
 
Deucalión, por consejo de Prometeo, construyó un arca y, disponiendo dentro de ella lo necesario, se embarcó en compañía de Pirra. Zeus hizo caer desde el cielo una copiosa lluvia e inundó la mayor parte de la Hélade, de manera que perecieran todos los hombres.
 
Según los relatos, el diluvio fue ocasionado por el viento Austro (del sur): "sólo se dio salida al Austro, el cual se precipitó a la Tierra cargado de lluvia", este hecho es similar al diluvio de la mitología mesopotámica que puede ser explicado por un desbordamiento o tsunami del Mar Mediterráneo, formando el Mar Negro.
 
Después de nueve días y otras tantas noches navegando, al término del diluvio, la pareja volvió a tierra firme y Deucalión decidió consultar el oráculo de Delfos, asistida por Temis, (Apolo aún no había nacido), sobre cómo repoblar la tierra. Se le dijo que arrojase los huesos de su madre por encima de su hombro, oráculo oscuro y de difícil interpretación, como todos los oráculos.
 
Deucalión y Pirra entendieron que "su madre" era Gea, la madre de todas los seres vivientes, y que los "huesos" eran las rocas. Así que tiraron piedras por encima de sus hombros y éstas se convirtieron en personas: las de Pirra en mujeres y las de Deucalión en hombres.
 
Deucalión y Pirra tuvieron varios hijos: Helén, Oresteo, Protogenia y Anfictión.
 
Nota: Los diluvios existen en casi todas las mitologías y religiones del mundo y su origen se ha tratado de explicar con catástrofes naturales como grandes tsunamis producidos por explosiones de grandes volcanes o caída de meteoritos, deshielos de desglaciaciones y cataclismos similares. Hay mención de diluvios en culturas: Griega, Guaraní, Hindú, Inca, Kawésqar, Mapuche, Maya, Mesopotámica, Mexica (Chalchitlicue), Moussay, Pascuense, Taíno y Uros
 
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7.07 EROS (CUPIDO)
 
Es el dios de la atracción y del amor erótico, venerado también como el dios de la fertilidad.
Hay dos versiones del origen y el rol de esta divinidad.  
En la primera versión, Eros es una deidad primordial que encarna el principio cosmogónico de la atracción que incita la relación y procreación entre las otras partes del cosmos, como también entre los dioses y entre las criaturas de Gea y Urano. Es el impulso creativo de la siempre floreciente Naturaleza, la Luz primigenia que es responsable de la creación y el orden de todas las cosas en el cosmos. Está siempre presente, siempre activo.

Según la Teogonía de Hesíodo, Eros surgió del Caos junto con Gea, (la Tierra), y el Erebo (el Inframundo o la Oscuridad). Según la versión de Aristófanes, Eros brotó de un huevo puesto por Nix (la Noche), quien lo había concebido con el Erebo (el Inframundo, la Oscuridad). En los misterios eleusinos era adorado como Protógono, el ‘primero en nacer’.

Por ser una de las deidades primordiales de la mitología griega, no está sometida a los dictamines de los dioses olímpicos por ser anterior a ellos. Las deidades primordiales surgieron de las fuerzas primigenias del Cosmos y no se someten a otro control que al de ellos mismos.

De acuerdo con los escritos de Eratóstenes, Eros era principalmente el patrón del amor entre hombres, mientras Afrodita presidía el amor de los hombres por las mujeres. La estatua de Eros podía encontrarse, junto con otros dioses y héroes como Apolo, Ares, Herakles, Aquiles y otros, en las palestras, uno de los principales lugares de reunión para la práctica de deportes como la lucha, la gimnasia y el boxeo y también de conferencias y discusiones filosóficas e intelectuales.

La pederastia griega, idealizada por los griegos desde la época arcaica, era la relación entre un joven adolescente (erómenos, 'amado') y un hombre adulto que no pertenecía a su familia próxima (erastēs, 'amante'). Esa relación amorosa, casta o no, surgió como una tradición aristocrática educativa y de formación moral. Estaba orientada principalmente a la formación de los adolescentes por parte de adultos preparados y sabios. Los griegos la consideraban un elemento esencial de su cultura ya desde los tiempos de Homero. Es importante señalar que la diferencia de edad entre erómenos y erastés era similar a la que se daba entre los contrayentes del matrimonio: un hombre en la treintena y una jovencita de entre quince y dieciocho años, es decir el erómeno era un adolescente ya entrado en la pubertad y no un niño.
 
En la versión posterior, Eros es hijo de Ares y Afrodita, hermano de Anteros y de Armonía. Hay otras versiones que apuntan como su padre a Hermes o Hefesto. Platón relata en ‘El Banquete’ que Eros fue concebido por Poros (la abundancia) y Penia (la pobreza) en el cumpleaños de Afrodita. Esa combinación explica de alguna manera, los diferentes aspectos que tiene el amor.
Eros, como dios de la atracción y del amor sexual, es el artificio más importante que Afrodita usa para cumplir su rol de conservación de la vida y de las especies.
   
En este compendio se ha recogido la versión de Eros como hijo de Ares y Afrodita. En el apartado 4.06 y en el 4.06.1 se ha hablado de su carácter, el de sus hermanos y su relación con Psique (el alma, la mente) y su rol en la Mitología Griega.

 










 
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7.08 HADO o FATUM (EL DESTINO)
 
En el Capítulo Uno vimos que el HADO surgió del Caos junto con las primeras divinidades: GEA, NYX, el EREBO y el TÁRTARO. Es por lo tanto una importante divinidad. De su nombre Fatum derivan las palabras fatal y fatídico
 
Es la divinidad ciega e inexo­rable que gobierna el destino de los mortales y de los dio­ses a la que todos deben someterse, incluso Zeus. Nadie puede cambiar su rumbo; es el curso implacable en virtud del cual suceden todos los acontecimientos. En la tragedia griega era la fatalidad.
 
Hay dos versiones de su origen: según algunos surgió del Caos y según Hesíodo es hijo del Caos y de la Noche.
Las Moiras o Par­cas son las encargadas de hacer cumplir su mandato.
 
Hay otra divinidad llamada Ananké que es la personificación de la inevitabilidad, la necesidad, la compulsión y la ineludibilidad. Es citada por Homero. En la mitología romana era llamada Necessitas (‘necesidad’). Se la atribuya la maternidad de las Moiras.
Surgió de la nada al principio de los tiempos formada por sí misma como un ser incorpóreo y serpentino cuyos brazos extendidos abarcaban todo el universo. Desde su aparición Ananké estuvo entrelazada con su compañero, la personificación del tiempo Crono. Juntos rodearon el huevo primigenio de materia sólida en su enlace constrictivo y lo dividieron en sus partes constituyentes (tierra, cielo y mar), provocando así la creación del universo ordenado.
 
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Oct-2014
 
Hécate es una diosa de origen arcaico y muy compleja y misteriosa puesto que sus atributos fueron cambiando con el tiempo, siendo asimilada con otras diosas.
 
En contra de la creencia popular, Hécate no fue originalmente una diosa griega. Sus raíces parecen estar entre los carios de Asia Menor (situados al sudoeste de la actual Turquía). Aparece en el Himno Homérico a Deméter y en la Teogonía de Hesíodo, donde es fuertemente promocionada como una gran diosa. El lugar de origen de su culto es incierto, pero se cree que tuvo numerosos seguidores en Tracia.
 
A medida que su culto se extendió a zonas de Grecia se presentó un problema, dado que el papel de Hécate ya estaba cubierto por otras deidades más prominentes del panteón griego, particularmente Artemisa, y por personajes más arcaicos como Némesis.
 
Emergen entonces en la mitología griega, dos versiones de Hécate. En la primera es una sacerdotisa mortal comúnmente asociada con Ifigenia, la hija del rey Agamenón. En la segunda Hécate se ganó el título de Reina de los Fantasmas y su papel como diosa de la hechicería. En los papiros mágicos del Egipto ptolemaico, se le llama la Perra y su presencia era indicada por los ladridos de los perros.
 
Es considerada una titánida, hija de Perses y Asteria, y una poderosa ayudante y protectora de los humanos. Su presencia continua, se explica porque fue la única titánida que ayudó a Zeus en la guerra contra los Titanes, por lo que no fue desterrada al Inframundo tras su derrota por los olímpicos.
 
Hesíodo la presenta como hija de Asteria y Perses, descendiente directa de la generación de los Titanes e independiente del panteón Olímpico.
 
Zeus reconoce sus poderes y sus antiguos privilegios. Extendía su benevolencia a todos los hombres concediendo los favores que se le piden en todos los ámbitos (prosperidad material, don de la elocuencia, victoria en las batallas y juegos, etc.) pues su poder es inmenso.
 
Con el tiempo, la anterior Hécate se difumina y aparece una Hécate oscura e inquietante vinculada al mundo de las sombras. A diferencia de Artemis, que representaba la luz lunar y el esplendor de la noche, Hécate representaba su oscuridad y sus terrores.
 
Se creía que, en las noches sin luna, ella vagaba por la tierra con una jauría de perros fantasmales y aulladores que precedían su aparición. Ella enviaba a los humanos los terrores nocturnos, apariciones de fantasmas y espectros como Empusa para asustarlos.
 
Hécate era la diosa de la hechicería y lo arcano, y la veneraban especialmente magos y brujas, quienes le ofrecían en sacrificio corderos y perros negros al final de cada lunación. A estos se les aparecía con una antorcha en la mano o en forma de distintos animales: yegua, perra, loba, etc.
 
Los romanos la identificaron con Trivia cuya efigie presidía las encrucijadas de los caminos, lugares vinculados con la magia. Se creía que Hécate y su jauría de perros aparecían en esos espacios apartados, que eran para los viajeros lugares demoníacos y espectrales. Allí se levantaban estatuas en forma de una mujer de triple cuerpo o bien tricéfala. Eran muy abundantes en los campos, y a su pie se depositaban ofrendas.
 
Hécate se unió primero a Forcis y fue madre del monstruo Escila; después a Eetes, de quien tuvo a Circe y a Medea. Según la versión del mito estas últimas aparecen como hermanas o sobrinas. Asimilada a Artemisa, se la representa como una joven con peplo y llevando sobre la frente el creciente lunar (o la diadema cilíndrica denominada polos) y una o dos antorchas en las manos.
 
El arte representa también a Hécate a menudo con tres cuerpos o tres cabezas y con serpientes entrelazadas alrededor de su cuello ya que es una divinidad triforme: lunar, infernal y marina.
 
La mitología también nos habla a veces de Hécate como una de las diosas menos conocidas, hija menor de Zeus, que había sido diosa de la Luna. En el Hades gozaba de gran autoridad, porque era conocida como la reina invencible y presidía las ceremonias de expiación y purificación de las sombras a las que se les permitía reparar las malas acciones de su vida pasada
              




    
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7.10 LAS HESPÉRIDES
Ago-2014
 
Son tres ninfas, hijas de Atlas y de Héspero (la estrella vespertina). Entre los varios nombres que recibían están Egle, Eritia y Aretusa. Esta última algunos dicen que eran dos: Hesperia y Aretusa. Hay otras versiones que dicen que eran más de cuatro. Representan también a las horas del ocaso, los bellos arreboles y las primeras estrellas del atardecer.
 
El Jardín de las Hespérides es el huerto de Hera, donde fueron plantados los manzanos con frutas de oro que Gea había dado a Hera como regalo en su boda con Zeus. Esas manzanas de oro también otorgaban la inmortalidad. Las ninfas Hespérides tenían la misión de cuidar de este jardín lo que hacían con entusiasmo y dicen que mientras lo hacían cantaban hermosamente.
 
Allí abundan las flores, los riachuelos, los frutos y el manzano que producía manzanas de oro y era mucha tentación por lo que Hera, que no confiaba mucho en las Hespérides, destinó al dragón de nombre Ladón de cien cabezas, para que lo protegiera. Sin embargo Heracles lo venció en uno de sus trabajos y se apoderó de las manzanas de oro, que Atenea luego devolvió.
 
De aquí también tomó Eris, la diosa de la Discordia, la manzana de la discordia, conflicto resuelto por el juicio de Paris y que, más tarde, derivó en la guerra de Troya.
 
El Jardín de las Hespérides ha sido situado imprecisamente en las islas Afortuna-das del Atlántico (las Canarias, las Azores o del Cabo Verde), al pié del Monte Atlas en África y también en España, además de otros sitios en el lejano occidente del mundo conocido por los griegos.
 

 
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7.11 LEDA
Sep-2014
 
Leda, hija de Testio y esposa del rey Tindáreo de Esparta, fue una de las féminas seducidas por Zeus.
 
Caminaba Leda junto al río Eurotas, cuando Zeus, el rey de los dioses, trastornado por su belleza, descendió de las nubes bajo la forma de un espléndido cisne blanco. Acto seguido, simuló ser perseguido por un águila. La muchacha, conmovida, lo protegió a la sombra de un árbol.
 
En este punto la leyenda tiene dos versiones. Para algunos Leda se entregó voluntariamente a los brazos alados del dios; otros señalan que fue Zeus quien esperó un descuido de la joven, ocupada como estaba en acariciar sus alas a causa del efecto hipnótico que le causaban sus plumas blanquísimas. Recién entonces, y todavía bajo la forma de un cisne, Zeus la estrechó contra su pecho y la forzó.
 
Lo cierto es que yacieron juntos y que esa misma noche, cuando Leda volvió al palacio, se vio obligada -por su marido y acaso también por la culpa- a yacer en el lecho con el rey.
 
Se dice que Leda puso después dos huevos, de los cuales nacieron cuatro hijos: Helena y Pólux (inmortales, presuntos hijos de Zeus) y Clitemnestra y Cástor (mortales, supuestos hijos de Tindáreo). Sin embargo, se considera a Pólux y a Cástor gemelos, y se les conoce como los Dioscuros.
 
El destino de sus hijos fue relevante: Helena, la mujer más hermosa del mundo, cuyo rapto por parte de Paris desencadenaría la guerra de Troya. Su hermana, Clitemnestra, fue esposa de Agamenón, rey jefe de la expedición griega contra Troya. Cástor y Pólux, los gemelos dióscuros, integraron el selecto grupo de argonautas de Jasón.
 
Extrañamente el mito no condena a Leda y sus caricias con el cisne. Más aún, destaca su astucia al compartir el lecho con su marido esa misma noche, ya que de este modo la paternidad de sus hijos se volvía incierta, asunto que la prevenía de los arrebatos vengativos de Hera, esposa de Zeus, tan rencorosa con las amantes, voluntarias o no, de su infiel consorte.
 
La leyenda de Leda y el cisne ha dado en el arte numerosas obras de muchos autores que han recreado la escena del encuentro: Leonardo da Vinci, Correggio, Tintoretto, Matisse, Paul Cézanne, Dalí con el cuadro Leda atómica, Gustav Klimt,  y muchos otros. Algunas de ellas cargadas de erotismo.
 





 
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7.12 MEDEA
Sep-2014
 
Medea era la hija de Eetes, rey de la Cólquida, y de la ninfa Idía. Era sacerdotisa de Hécate, diosa de la hechicería, que algunos consideran su madre y de la que se supone que aprendió los principios de la hechicería junto con su tía, la diosa y hechicera Circe. Así, Medea es el arquetipo de bruja o hechicera. Era nieta del titán Helios. Destacaba por su belleza.
 
Medea, influida por Afrodita, se enamoró perdidamente de Jasón cuando éste y los argonautas llegaron a la Cólquida en busca del vellocino de oro, el rey Eetes les prometió que se lo entregaría sólo si eran capaces de realizar ciertas tareas. En primer lugar Jasón tenía que uncir dos bueyes que exhalaban llamaradas de fuego por la boca y arar un campo con ellos. Una vez arado, debería sembrar en los surcos arados los dientes de dragón que Eetes le dio. Jasón aceptó las condiciones, a pesar de que intuía que era imposible salir airoso de la prueba.
 
Medea, enamorada y aconsejada por su hermana, cuyos hijos había salvado Jasón de perecer en la isla de los pájaros, visitó esa misma noche la tienda de Jasón y se ofreció ayudarlo. A cambio Jasón prometió hacerla su esposa, jurándole que le sería siempre fiel, Medea le proporcionó pociones, ungüentos mágicos e instrucciones precisas para hacer aquellas difíciles tareas. Con ellas, invulnerable al fuego y poseedor de una fuerza sobrenatural pudo el héroe realizar las pruebas impuestas por el rey Eetes.
 
Ante este resultado, Eetes se enfadó sobremanera y se negó a cumplir su parte del trato. Pese a ello guiados por Medea, los argonautas llegaron al bosque donde se escondía el vellocino de oro. Allí, Medea exhortó a los presentes a evitar ser hipnotizados no mirando a los ojos a su guardián, un dragón enorme que jamás dormía. Ayudada de unas hierbas mágicas y sus propios poderes hipnóticos Medea logró dormirlo permitiendo así que Jasón cogiera el preciado trofeo y pudieran regresar con él a su nave.
 
La expedición de los argonautas partió entonces con la compañía de Medea ya que sabía de que su traición nunca sería perdonada y por otra parte estaba enamorada perdidamente de Jasón. Aceptaron que huyera con la expedición a cambio de sus servicios. Jasón no solo accedió sino que había prometido hacer-la su esposa, jurándole que le sería siempre fiel.
 
Cuando su padre Eetes mandó a su hijo Apsirto a perseguirlos, Jasón acordó con Apsirto entregar a Medea a cambio de poder continuar su viaje con el vellocino. Pero Medea urdió nuevamente una estratagema: mató a su hermano lo despedazó y lo arrojó al mar. El desconsolado Eetes recogió uno por uno los restos de su hijo para darle una sepultura digna, con lo que perdió tiempo, lo que dio ventaja a los argonautas para que pudieran escapar.
 
Una vez purificados ante los dioses del crimen de Apsirto por Circe, tía de Medea los argonautas llegaron a la isla Eea, donde quedaron bajo la protección del Rey Alcinoo. Allí fueron interceptados por los colcos y para librarse de ellos, Medea y Jasón se casaron porque los colcos exigían que Medea debiera regresar con ellos sólo si era aún doncella.
 
La consumación del matrimonio se realizó en la cueva de Macris y sobre el propio vellocino, consumaron su matrimonio. De esta forma al día siguiente, cuando Alcinoo se enteró, informó a los colcos, quienes no pudieron cumplir las órdenes de Eetes y frustrados se establecieron en la zona, temerosos de su castigo si regresaban a la Cólquida.
 
Cuando los argonautas llegaron a Creta después atravesar el estrecho de Escila y Caribdis y sobrepasar los dominios de las sirenas, les fue imposible tomar tierra, pues la isla estaba custodiada por Talos, el gigante de bronce. Talos tenía una única vena que le llegaba desde el cuello al tobillo y que estaba rematada en un clavo que evitaba que se le saliese la sangre. Medea hizo beber al gigante una poción prometiéndole que le haría inmortal, pero que en realidad era un potente somnífero. Después le sacó el clavo y dejó que se desangrara, pudiendo así arribar a Creta.
 
Cuando Jasón y Medea llegaron por fin de regreso a Yolco, Pelias se negó a entregarle el trono, a pesar de que habían traído el vellocino. Medea conspiró entonces para que fueran las propias hijas de Pelias las que acabasen con él: caracterizada como una anciana sacerdotisa hiperbórea de la diosa Artemisa les demostró que se podía rejuvenecer a un anciano. Para ello le cortó la garganta de un viejo carnero y sumergiéndolo en un caldero hirviendo con sus hierbas mágicas, el carnero saltó rejuvenecido. Pero cuando las hijas de Pelias, hicieron lo mismo con su padre Pelias, éste no sobrevivió.
 
A pesar de haberse librado ya de Pelías, los habitantes de Yolco aborrecieron el magnicidio y Jasón y Medea se vieron obligados a dejar Yolco partiendo hacia Corinto, ciudad sobre la que Medea pretendía tener derechos al trono. Allí Jasón se confabuló con el rey Creonte para abandonar a Medea, y unirse a su hija la princesa Glauca. Medea entonces, celosa, frustrada y furiosa por la traición de Jasón, envió a Glauca como regalo de bodas un manto de irresistible belleza. Cuando Glauca lo recibió se lo puso liberando la magia contenida en él: se le pegó al cuerpo y la convirtió en una tea llameante. Las llamas la consumieron totalmente a ella y a su padre Creonte, que se abalanzó sobre ella con intención de salvarla.
 
Luego, para hacer el máximo daño a Jasón, Medea mató a los dos hijos que habían tenido en común.
 
Los habitantes de Corinto, bien en venganza por la muerte de Creonte o bien decepcionados por el comportamiento de Medea, la apedrearon en el templo de Hera y la obligaron a abandonar la ciudad, lo que hizo en un carro de serpientes aladas que le había regalado su abuelo Helios.
 
Tras errar por distintos lugares en busca de protección, Medea llegó a la ciudad de Atenas, cuyo rey, Egeo, no sólo le ofreció hospitalidad sino que se casó con ella con la esperanza de que sus hechicerías le permitieran concebir un hijo pese a lo avanzado de su edad. La hechicera cumplió sus expectativas teniendo de él un hijo al que llamaron Medo.
 
Cuando Teseo, el hijo secreto de Egeo, llegó a Atenas dispuesto a que su padre lo reconociera como heredero, Medea lo tomó como una amenaza al futuro de su hijo, e intentó envenenar a Teseo. Pero Teseo la descubrió, y acusada de cometer crímenes y de brujería, Medea tuvo que huir de nuevo, esta vez con su hijo.
 
Tras huir precipitadamente de Atenas, Medea se refugió en Italia, donde enseñó a los nativos cómo encantar serpientes, y ellos la veneraron como diosa, con el nombre de Angitia. Luego pasó por Tesalia, Fenicia, por último pasó a Asia superior, donde se casó con uno de los reyes más poderosos del lugar, al que su-cedió en el trono. Algunos autores afirman que fue éste, y no Egeo, el padre de Medo.
 
Habiéndose enterado que su padre Eetes había sido destronado por su propio hermano Perses, Medea y su hijo acudieron en su ayuda. Medo mató a Perses y el país recibiría en su honor el nombre de Media.
 
No está claro cuál fue el final de Medea. La leyenda dice que Medea no murió, sino que se hizo inmortal y moró en los Campos Elíseos, donde dicen que se casó con el gran héroe Aquiles.
 
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 Medea es una de las figuras más fascinantes de la mitología griega. A veces se la representa como bruja, como una hechicera con objetivos malignos, aunque cada autor le ha dado una profundidad distinta al personaje.
 
Ovidio y Apolonio de Rodas la describieron como una joven bella y enamorada, dividida entre la fidelidad a la familia y a la tierra y el deseo por Jasón.
 
Eurípides resaltó los aspectos más conmovedores en Medea, con un personaje desequilibrado por la infidelidad de su marido y desquiciada por los celos y la amargura hasta el punto de matar a sus hijos en un ataque de desesperación.





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7.14 MOIRAS
(PARCAS)
Oct -2014
 
La palabra griega Moira significa literalmente ‘parte’ o ‘porción’, y por extensión la porción de la existencia de cada uno. Controlaban el metafórico hilo de la vida de cada mortal desde el nacimiento hasta la muerte.
 
Las Moiras, son la personificación del destino. Sus equivalentes en la mitología romana eran las Parcas. Originalmente era una, pero su número terminó fiján-dose en tres. Los nombres y atributos de las Moiras quedaron fijados así:
  • Cloto (‘hilandera’) hila la hebra de la vida con una rueca y un huso. Su equivalente romana era Nona, originalmente invocada en el noveno mes de gestación.
  • Láquesis (‘la que echa a suertes’) mide con su vara la longitud del hilo de la vida. Su equivalente romana era Décima, análoga a Nona.
  • Átropos (‘la inexorable’ o ‘inevitable’) es quien corta el hilo de la vida. Elige la forma en que muere cada hombre, seccionando la hebra con sus «detestables tijeras» cuando llega la hora. En ocasiones se le confunde con Enio, una de las Grayas. Su equivalente romana era Morta (‘Muerte’), y es a quien va referida la expresión "la Parca" en singular.
 También Cloto representa los acontecimientos que le ocurren al mortal, Láquesis representa el carácter arbitrario y fortuito de tales acontecimientos y Átropos, la inflexible inmutabilidad del Destino.
 
Están presentes en la tragedia griega.
 
En un principio, las Moiras eran concebidas como divinidades indeterminadas y abstractas, incluso como una sola diosa. En la Ilíada de Homero se habla generalmente de "la Moira", que hila la hebra de la vida para los hombres en su nacimiento. En la Odisea hay una referencia a las hilanderas. En Delfos sólo se rendía culto a dos: la Moira del nacimiento y la de la muerte.
 
En la tradición griega, se aparecían tres noches después del alumbramiento de un niño para determinar el curso de su vida. En su origen muy bien podrían haber sido diosas de los nacimientos, adquiriendo más tarde su papel como verdaderas rectoras del destino. Por todo ello, y en especial por el predominante papel de Átropos (la muerte), las Moiras inspiraban gran temor y reverencia, aunque podían ser adoradas como otras diosas: las novias atenienses les ofrecían mechones de pelo y las mujeres juraban por ellas.
 
Diversas versiones de las Moiras existieron en los niveles mitológicos europeos más antiguos. Es inevitable relacionarlas con otras diosas hilanderas del destino indoeuropeas, como las Nornas en la mitología nórdica o la diosa báltica Laima y sus dos hermanas.
 
Las Moiras también eran temidas y respetadas por los dioses. El mismo Zeus es-taba sujeto a sus designios, según admitió una vez la sacerdotisa pitia de Del-fos, aunque ninguna obra clásica precisa, hasta qué punto los propios inmortales estaban sometidos a los designios de las Moiras.
 
Hay varias versiones de su origen. Los griegos afirmaban que las Moiras eran hijas de seres primordiales como Nix (la Noche), Caos o Ananké (la Necesidad), es decir su origen es previo a los olímpicos.
 
Sin embargo hay otras versiones que afirman que las Moiras eran hijas de Zeus y Ananké o, como Hesíodo señala en un pasaje, con Temis (la Justicia) y de al-guna manera subordinas a él.
 
Esta postura no era aceptable para Esquilo, Heródoto o Platón, que consideraban a Zeus conocedor y administrador del destino de los hombres en tanto soberano del orden establecido, pero no decisor último del destino de los hombres. En efecto, tanto él como el resto de los inmortales podían dispensar al ser humano dichas, aflicciones, recompensas y castigos; pero lo que cada hombre podría o no conseguir a lo largo de su existencia, el límite temporal a ésta y su finalidad predeterminada eran competencia exclusiva de las Moiras.
 
Se las representaba comúnmente como a tres mujeres hieráticas, de aspecto se-vero y vestidas con túnicas: Cloto, portando una rueca; Láquesis, con una vara, una pluma o un globo del mundo; y Átropos, con unas tijeras o una balanza.
 
En otras ocasiones se les atribuye la apariencia de tres viejas hilanderas, o de tres melancólicas damas: una doncella, una matrona y una anciana.
 
Shakespeare se inspiró en este mito para crear las tres brujas que aparecen en Macbeth, cuya intervención es determinante en el destino del protagonista.
 







 
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7.15 MUSAS
Oct-2014
 
Las musas son divinidades femeninas que presiden las artes y las ciencias, e inspiraban a los filósofos y a los poetas. Aunque su número varía según los autores, por lo general se acepta que son nueve, nacidas de nueve noches seguidas de amor entre Zeus y Mnemósine, una de las titánidas. Las musas son por lo tanto nietas de Urano (el Cielo), y Gea (la Tierra).
 
Estas diosas se presentan como cantantes en las fiestas de los dioses y forman parte del séquito de Apolo. Su primer canto fue el de la victoria de los dioses sobre los Titanes y el establecimiento de un nuevo orden cósmico. Se decía también que acompañaban a los reyes, dándoles las palabras necesarias para gobernar, inspirándoles sabiduría y otorgándoles la virtud de la justicia y la clemencia con la que se ganaban el amor de sus súbditos.
 
Las musas se encontraban con frecuencia en el monte Parnaso, que estaba consagrado a Apolo. A los pies de este monte se encontraba la fuente Castalia, en la que los artistas se purificaban antes de entrar al templo del dios. También tenían un santuario en el Helicón, la montaña más alta de Beocia, donde se encuentra la fuente Hipocrene que surgió de una coz del caballo alado Pegaso.
 
La mayor y más distinguida de las musas es CALÍOPE, que presidía la elocuencia y la poesía épica. Era representada con un estilete y una tabla de escritura. Varias leyendas la presentan como la madre de los cantores Orfeo y Linus.
 
CLÍO es la musa de la historia y de la poesía heroica. Se dice que fue quien introdujo el alfabeto fenicio en Grecia. Es también la madre de Jacinto, compañero de Apolo. Se la representa con frecuencia sosteniendo un rollo de pergamino.
 
ERATO es la musa de la poesía amorosa, además de la mímica. En el arte se la muestra con una lira.
 
EUTERPE es la musa de la poesía lírica y de la música. Se le atribuye la invención de la flauta doble, con la que es representada.
 
MELPÓMENE es la musa del teatro trágico. Usa los coturnos tradicionales de los actores, y es representada con un cuchillo en una mano y la máscara trágica en la otra.
 
POLIMNIA preside los himnos sagrados y la elocuencia. Aparece con frecuencia en una actitud meditativa, con la mirada seria y un codo apoyado en una columna. A veces se la muestra con un dedo sobre la boca, simbolizando el silencio y la discreción.
 
TERPSÍCORE es la musa de la danza y de los coros dramáticos. Se la representa sentada con una lira en las manos. Varias leyendas le atribuyen la maternidad de las sirenas.
 
TALÍA preside el arte de la comedia y de la poesía pastoral. Sus atributos son la máscara de la comedia y el cayado de pastor.
 
URANIA es la protectora de los astrónomos y los astrólogos. En el arte aparece con una esfera en la mano izquierda y una espiga en la derecha. Está vestida con un manto cubierto de estrellas y mantiene la mirada hacia el cielo.
 
A pesar de su importancia, las musas aparecen en muy pocos mitos. Según una leyenda el rey Píero en Tracia, tenía nueve hijas que eran muy hábiles en el arte del canto. Estaban tan orgullosas de esta virtud que decidieron viajar hasta el Helicón y retar a las musas a una competencia, que las diosas aceptaron.
Las piérides entonaron una canción maravillosa que incluso los pájaros enmudecieron al escucharlas, pero el canto de las musas conmovió hasta las piedras. Las piérides, derrotadas, fueron castigadas por su arrogancia; las musas las transformaron en urracas, cambiando sus voces por graznidos.
 





 
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7.16 NARCISO
Oct-2014
 
El dios-río Cefiso, raptó y violó a la náyade Liriope, engendrando en ella a un joven de espléndida belleza, a quien dieron por nombre Narciso. A lo largo de su vida, Narciso, provocó en hombres y mujeres, mortales y dioses, grandes pasiones, a las cuales no respondió por su incapacidad para amar.
Narciso es fruto de la violencia sexual, ingrediente que se agrega a sus especiales circunstancias.
 
Hay dos versiones de la leyenda base:
 
EN LA HISTORIA HELÉNICA:
 
El joven Ameinias ama a Narciso pero es rechazado por él. Como una forma de burlarse de Ameinias, Narciso le entrega una espada que Ameinias utiliza para suicidarse ante las puertas de la casa de Narciso, mientras invoca a la diosa Némesis, la diosa de la venganza, pidiéndole que Narciso un día conozca el dolor del amor no correspondido.
 
Esta maldición se cumple cuando Narciso se enamora de su propia imagen reflejada en un estanque e intenta seducir al hermoso joven reflejado, sin darse cuenta de que se trata de él mismo. Hasta intenta besarlo. Entristecido de dolor, Narciso se suicida con su espada y su cuerpo se convierte en una flor, la cual se llamó Narciso.
 
VERSIÓN ROMANA:
 
En la versión romana, Liríope de Tespia, madre de Narciso, preocupada por el bienestar de su hijo, consultó al vidente Tiresias sobre el futuro de su hijo. Tiresias le dijo que Narciso viviría hasta una edad avanzada, siempre que nunca se conociera a sí mismo.
 
Narciso era un joven muy hermoso. Las doncellas se enamoraban de él, pero él las rechazaba. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso de su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: «¡Ven!». Después de responder: «Ven», Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz.
 
Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis, invocada por los despechados, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó cayéndose a las aguas, pereciendo. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.
 
Se trata de una historia moral en la que el orgulloso e insensible Narciso es castigado por los dioses por haber rechazado a sus pretendientes. Se cree que es una historia moralizante dirigida a los adolescentes griegos de la época.
 
Se dice que Narciso es atormentado en el Inframundo contemplando un reflejo que no responde a su amor.
 
Esta leyenda, como otras de la mitología, ha pasado a ser base de un desorden sicológico, el desorden da la personalidad que lleva el nombre de narcisismo.
 





 
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7.17 NÁYADES
Oct-2014
 
Son las ninfas de los cuerpos de agua dulce — fuentes, pozos, manantiales, arroyos y riachuelos — y algunos espíritus muy antiguos que habitaban las aguas estancadas de pantanos, estanques y lagunas, como en la Lerna pre-micénica de la Argólida. Encarnaban la divinidad del curso de agua que habitaban, de la misma forma que los oceánidas eran las personificaciones divinas de los ríos.
 
 Aunque las náyades estaban asociadas con el agua dulce, las oceánidas con el agua salada y las nereidas específicamente con el mar Mediterráneo, había cierto solapamiento debido a que los griegos pensaban en las aguas del mundo como en un sistema único, que se filtraba desde el mar a profundos espacios cavernosos en el seno de la tierra, desde donde subía ya dulce en filtraciones y manantiales. Aretusa, la ninfa de un manantial, podía abrirse paso a través de las corrientes subterráneas del Peloponeso para salir a la superficie en la isla de Sicilia.
 
En su calidad de ninfas, las náyades son seres femeninos, muy bellas, dotadas de gran longevidad pero mortales. La esencia de una náyade estaba vinculada a su masa de agua, de forma que si ésta se secaba, ella moría. En la Ilíada, cuando Zeus llama a los dioses a asamblea en el Monte Olimpo, no son sólo los olímpicos quienes acuden, sino también todas las ninfas de todos los ríos; sólo Océano queda en su puesto».
 
Su genealogía cambia según el mitógrafo y la leyenda consultada: Homero las llama «hijas de Zeus», pero en otras partes se afirman que eran hijas de Océano. Es más común considerarlas hijas del dios-río en el que habitan. Su genealogía, en cualquier caso, es variada. La ninfa acuática asociada con una fuente particular fue conocida por toda Europa, en lugares sin relación directa con Grecia, sobreviviendo en los pozos celtas del noroeste de Europa que más tarde fueron re-dedicados a los santos.
 
Todas las fuentes y manantiales célebres tienen su náyade o su grupo de náyades, normalmente consideradas hermanas y su leyenda propia. Eran a menudo el objeto de cultos locales arcaicos, adoradas como esenciales para la fertilidad y la vida humana. Los jóvenes que alcanzaban la mayoría de edad dedicaban sus mechones infantiles a la náyade del manantial local. Con frecuencia se atribuía a las náyades virtudes curativas: los enfermos bebían el agua al que estaban asociadas o bien, más raramente, se bañaban en ellas. Era éste el caso de Lerna, donde también se ahogaba ritualmente a animales. Los oráculos podían localizarse junto a antiguas fuentes.
 
Las náyades también podían ser peligrosas. En ocasiones, bañarse en sus aguas se consideraba un sacrilegio y las náyades tomaban represalias contra el ofensor. Verlas también podía ser motivo de castigo, lo que normalmente acarreaba como castigo la locura del infortunado testigo. Hilas, un tripulante del Argo, fue raptado por náyades fascinadas por su belleza. Las náyades eran también conocidas por sus celos. Teócrito contaba la historia de los celos de la náyade Nomia en la que un pastor, Dafnis, que era su amante, le fue infiel en varias ocasiones hasta que ésta en venganza lo cegó para siempre.





 

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7.18 NÉMESIS
 
Su nombre en griego significa "ira". Es la diosa de la venganza divina, de la justicia retributiva y del equilibrio cósmico. Castiga a los que desobedecen a quienes tienen el poder para mandarlos, a los hijos que no obedecen a sus padres y a los perjuros. Recibe los votos y juramentos secretos de amor y venga a los amantes engañados o que sufren de infidelidad. También castiga a quienes caen en la desmesura, como por ejemplo, el exceso de felicidad en los mortales, el orgullo, la soberbia y el desafío a los dioses. Castiga la arbitrariedad.
 
Es la personificación del levantamiento contra la injusticia y al mismo tiempo vengadora del crimen cometido. Juez imparcial en los certámenes, provista de balanza, espada y regla de medir. Como diosa del destino tiene el poder de retrotraer a la realidad a aquellas personas que han gozado de una buena suerte inmerecida.
 
Sus sanciones tienen usualmente la intención de dejar claro a los mortales que, debido a su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben trastocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio del Mundo. Castigó a Midas que convertía todo en oro.
 
Némesis es una de las deidades primordiales de la mitología griega, esto significa que no está sometida a los dictamines de los dioses olímpicos por ser anterior a ellos. Las deidades primordiales surgieron de las fuerzas primigenias del Cosmos y no se someten a otro control que ellos mismos.
 
Hija de Océano y Tetis o según Hesíodo, de la Noche (Nix) y Erebo, de sus amores con Zeus nació la bella Helena.
 
Se la representa con una corona y a veces con un velo que le cubre la cabeza. Algunas veces sale de su cabeza un asta de ciervo o alas en sus espaldas para indicar la prontitud con que da a cada uno lo que le corresponde. Tiene en las manos una rueda y una rama de manzano. En otras está armada de antorchas, espadas y serpientes como instrumentos de su venganza.
 
Fue confundida o asociada con la diosa asiática de la cólera divina Adrastea, por lo que es uno de sus epítetos. Fue venerada por los persas, asirios, babilonios, egipcios y etíopes. Orfeo llevó su culto a Grecia y se extendió más tarde por Italia, colocándola entre las principales divinidades utilizando el nombre griego de Némesis. Tanto fue así, que tenía un altar en el Capitolio romano al que los guerreros ofrecían a la diosa machetes o cuchillas antes de partir para los combates.
 
El origen del culto a esta diosa nace del temor que sentían los griegos de la cólera divida. Hesíodo representa a Aidos y Némesis huyendo de la Tierra, envueltos en velos blancos, indignados ante la perversidad humana. Némesis es una personificación del sentimiento moral, reprobador de toda violencia y de todo exceso.
 
Las castigadoras Erinias (Furias) están asociadas a ella.
 

 
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7.19 PANDORA
 
Zeus estaba molesto con los hombres porque habían aceptado esa chispa del fuego de los dioses robada por Prometeo, quién ya había sido castigado en el Tártaro.
 
Zeus planeó castigar también a los hombres dándole por pareja a una mujer con especiales características. Encomendó a Hefesto, el artífice, que formara una mujer para dársela como esposa a Epimeteo, hermano de Prometeo.
 
Hefesto hizo su trabajo: la mujer fue llamada Pandora, dotada de belleza y fue agraciada por los dioses. Finalmente el astuto Zeus, le entregó una caja herméticamente cerrada (donde se encontraban todos los bienes y los males) con prohibición de abrirla, para que se la diera como regalo de bodas a su esposo, Epimeteo, hermano del castigado Prometeo.
 
Como era de esperarse, Pandora abrió la caja con funestas consecuencias para los hombres, como se narra en el párrafo 3.09 del Capítulo 3.  
 







 
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7.20 SÍSIFO
Dic-2015
 
Sísifo, rey de Corinto, fue un astuto mortal que logró engañar a Tánatos, la muerte, manteniéndola encerrada con grillos por un tiempo hasta que Hades se quejó ante Zeus porque no estaban llegando mortales a sus dominios. La barca de Caronte yacía varada en un rincón, sin utilidad ni función. Era preciso restituir al mundo su orden natural.
 
Zeus envió a Ares a liberar a Tánatos y llevar encadenado a Sísifo al Hades. Pero el astuto Sísifo, antes de irse al más allá, dio instrucciones a su esposa de que no lo enterrase ni le hiciese funerales. Más tarde, ya en el Hades, se lamentaba día y noche de no haber tenido honras fúnebres, algo grave para los griegos, por lo que necesitaba volver a la superficie de la tierra para castigar a su esposa por tamaña negligencia.
 
Tanto se lamentó, que Hades acabó compadeciéndose de él y le permitió retornar al mundo por un corto tiempo. Apenas dejó el Hades, el astuto Sísifo tomó rumbos lejanos y la firme resolución de no volver a ver nunca las sombras infernales. Logró así burlar nuevamente a Tánatos.
 
Sin embargo, muchos años después, ya muy viejo, le faltaron las fuerzas para seguir viviendo. No tenía energías para seguir engañando a la Muerte. Y fue nuevamente arrastrado al Más Allá.
 
Hades no había olvidado la fuga de Sísifo, al recibirlo por segunda vez tomó precauciones para mantenerlo en su dominio. Lo cegó y le impuso una tarea que no le permite ni un minuto de descanso y le impide cualquier evasión: empujar montaña arriba una enorme piedra, que al llegar a la cima siempre se le escapa de las manos rodando cuesta abajo, por lo que tiene que empezar de nuevo desde el principio, una y otra vez, eternamente.
 
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Esta ciega, absurda y eterna tarea, tiene connotaciones filosóficas que han sido analizadas por pensadores a lo largo de los años. Representaría el aparente sin sentido de la existencia de todo ser vivo, vegetal o animal: «nacer – crecer – reproducirse – morir», ciclo repetido eternamente.  ¿Con qué propósito?
 
Albert Camus (“El Mito de Sísifo”) consideraba a Sísifo personificando el absurdo de la vida humana, pero Camus concluye que «uno debe imaginar a Sísifo feliz», como que «la lucha de sí mismo hacia las alturas es suficiente para llenar el corazón del hombre».
  



 
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7.21 TÁNTALO
Dic-2015
 
Tántalo, rey de Lidia e hijo de Zeus, era extraordinariamente rico y famoso y por  su elevada alcurnia, los dioses le distinguieron con su amistad y finalmente, le permitieron comer en la mesa de Zeus y escuchar lo que los inmortales hablaban entre sí.
Lamentablemente su vanidoso espíritu humano, le hizo revelar a sus amigos los secretos de los olímpicos, robó néctar y ambrosía y lo repartió entre ellos, escondió el perro de oro que otro sustrajera del templo cretense de Zeus y luego negó bajo juramento haberlo recibido.
 
En otra oportunidad invitó a los dioses a un banquete y para poner a prueba su omnisciencia (atributo exclusivo de los dioses), mandó sacrificar a su propio hijo Pélope, lo aderezó, cocinó y lo sirvió a la mesa, pretendiendo desarrollar un banquete-sacrificio.
Los dioses se dieron cuenta de la naturaleza del alimento y no lo probaron. Devolvieron la vida a Pélope y decidieron un castigo para Tántalo: fue confinado en el Tártaro y condenado a sufrir sed y hambre en forma permanente y angustiosa. Lo colocaron en una laguna con el agua hasta la barbilla y en cuanto se agachaba para llevar la boca hasta el agua, ésta se secaba. Los alrededores de la laguna estaban llenos de árboles frutales cargados con ricas frutas maduras y apetitosas, cuyas ramas se curvaban sobre su cabeza. Cuando Tántalo trataba de tomarlas, éstas se levantaban alejándose de su alcance. Además había una roca enorme suspendida en el aire sobre su cabeza y que amenazaba desplomarse a cada momento, manteniéndolo en permanente zozobra.
 
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Diversos autores ven en este mito un rechazo de la religión olímpica a los sacrificios humanos, que si bien eran habituales en los primeros cultos, sobre todo a Deméter en su primitiva encarnación como Gran Diosa, se consideraban entonces un tabú. Los griegos de la épica acusaban a Tántalo de intentar engañar a los dioses olímpicos.

 



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