SITIO DE LISANDRO REYES ARMSTRONG
El sitio del TATA-LICA

8 HEREJÍAS CATÓLICAS

 
 
Pretendían que para ser cristianos había que ser judío y circuncidarse, basados en que la circuncisión se requería en el Antiguo Testamento para ser miembro de la Alianza de Dios, por lo que también se requeriría para ser miembro de la Nueva Alianza que Cristo había venido a establecer.
Sin embargo en Hechos capítulo 10 se dice que los gentiles eran aceptables a Dios y que podían ser bautizados y ser cristianos sin circuncisión. La misma enseñanza fue vigorosamente defendida por Pablo en sus epístolas a los romanos y a los gálatas, dos lugares en los que la herejía circuncisionista se había extendido. Gracias a la condenación de esta herjía, el cristianismo es universal.
 
Gnosticismo (Siglos I y II) El obispo Ireneo de Lyon lo declaró herejía en el año 180 DC
 
 
Es un conjunto de corrientes sincréticas filosófico-religiosas que llegaron a mimetizarse con el cristianismo en los tres primeros siglos de nuestra era, convirtiéndose finalmente en un pensamiento declarado herético después de una etapa de cierto prestigio entre los intelectuales cristianos. Puede hablarse de un gnosticismo pagano y de un gnosticismo cristiano, aunque el más significativo pensamiento gnóstico se alcanzó como rama heterodoxa del cristianismo primitivo.
Según esta doctrina los iniciados no se salvan por la fe en el perdón gracias al sacrificio de Cristo, sino que se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe. Ni la sola fe ni la muerte de Cristo bastan para salvarse. El ser humano es autónomo para salvarse a sí mismo.
El gnosticismo es una mística secreta de la salvación. La gnosis era la forma suprema de conocimiento, solamente al alcance de iniciados. Se mezclan sincréticamente creencias orientalistas e ideas de la filosofía griega, principalmente platónica. Es una creencia dualista: el bien frente al mal, el espíritu frente a la materia, el ser supremo frente al Demiurgo, el espíritu frente al cuerpo y el alma. El gnosticismo cristiano, pagano en sus raíces, llegaba a presentarse como representante de su tradición más pura.
El texto gnóstico de Eugnosto el Beato parece ser anterior al nacimiento de Jesús de Nazaret. Otros gnósticos: Simón Mago, (aparece en el Nuevo Testamento), Valentín de Alejandría, que llevó a Roma una doctrina gnóstica, Pablo de Samosata, autor de una célebre herejía sobre la naturaleza de Cristo y Carpócrates de Alexandría.  
La diversidad de doctrinas y "escuelas gnósticas" hace difícil hablar de un solo gnosticismo.
En 1945 fue descubierta una biblioteca de manuscritos gnósticos en Nag Hammadi (Egipto), que ha permitido un conocimiento mejor de sus doctrinas, anteriormente solo conocidas a través de citas, refutaciones, apologías y heresiologías realizadas por Padres de la Iglesia. También ha incentivado la aparición de variados movimientos de Gnosticismo Moderno.
 
Montanismo (Ultima parte del siglo II) Condenada por el papa Ceferino en el siglo II
 
Doctrina herética predicada por Montano (natural de Turquía, sacerdote de la diosa Cibeles, convertido al cristianismo en el año 156) que se consideraba enviado directamente por el Espíritu Santo. Profetizaba que con él comenzaba una nueva edad que se caracterizaba por una vida moral más rigurosa. Afirmaban que el fin de los tiempos se acercaba, que llegaría en un plazo muy breve, por lo que enseñaban una doctrina más rigurosa: preparación al martirio, ayuno, xerofagia (abstención de alimentos húmedos), castidad dentro del matrimonio, prohibición de segundas nupcias, negativa a conceder el perdón después del bautizo incluso en el caso de que hiciera penitencia. Negaba el reingreso a la Iglesia a los que pecaban mortalmente y exageraba los ayunos. La razón por la que la iglesia se opuso a la predicación de Montano fue porque pretendía que con él, comenzaba una nueva era, similar a la de Cristo, se consideraba estar por encima de la Iglesia y por el anuncio de la proximidad del fin del mundo.
Uno de los padres de la Iglesia: Tertuliano (160?–220?) adhirió a montanismo, que fue condenada oficialmente en el siglo II, durante el pontificado de Ceferino (Papa Nº 15 de la Iglesia católica), cuando Montano ya había fallecido. En el Asia Menor persistió hasta el siglo IV.
Sabelianismo (Siglo III) Condenada por los papas San Calixto (218-222), San Dionisio (259-268) y San Felipe I (269-274)
 
Toma su nombre de su principal autor Sabelio, sacerdote y teólogo del siglo III originario de Libia. Es conocida desde el siglo XIX como modalismo. Defiende estrictamente el Monoteísmo y niega la Trinidad Católica (tres personas y un sólo Dios). Establece que Dios siendo una sola persona, se ha manifestado en tres formas o modos sucesivos; como Padre en la Creación, como Hijo en la Encarnación y finalmente como Espíritu Santo, a partir de Pentecostés. Esta doctrina persiste en las Iglesias Pentecostales
ARRIANISMO (Siglo IV) Condenada en el Concilio de Nicea en el 325
 
El Arrianismo es la mayor controversia doctrinal del Cristianismo. Causó serios problemas durante más de tres siglos después de Constantino y fue el origen de otras controversias eclesiásticas. Es difícil de entenderla en los tiempos modernos. Para comprenderla hay que pensar en ella, como un intento de Occidente, de racionalizar a la luz de la filosofía y la lógica Griega, la relación entre Jesús y Dios, relación que estaba sumida en un misterio, producto del pensamiento teosófico de los cristianos gnósticos.
 
Los centros intelectuales estaban en el Oriente, en Alejandría y en Antioquía. Allí se especulaba en griego y se discutían todas las ideas, entre ellas las gnósticas. Todo eso llevó a la investigación y discusión de la relación entre Jesús y Dios y a la semejanza y/o igualdad de Hijo con su Padre y a la identidad de sus esencias, según la definición Aristotélica, cuya escuela estaba un auge en esa época en Antioquía.
 
Antecedentes: Según las Sagradas Escrituras, Jesús es el hijo de Dios y se le declara como “el Verbo (Logos), que en un principio estaba en Dios, era Dios, el que creó todas las cosas”. Por lo tanto se hace a Jesús: divino, Dios, y partícipe de la creación del Universo.
El estudio de las distintas escrituras y documentos (en esa época no estaba definido el Nuevo Testamento) hizo que las discusiones fueran arduas, por cuanto incluso en griego, las palabras como: esencia, substancia, naturaleza y persona, tienen distintas interpretaciones filosóficas que dejan abierta la puerta para polémicas y controversias. Cosa que se complicaba si se quería traducir al Latín de Roma. Los estudios derivaron, entre otros temas, en la negación de que, en estricta verdad, Dios pudiera tener un hijo. En el Islam, derivado de las mismas fuentes que el cristianismo, Mahoma dice en el sura 120 del Corán, que "Dios no procrea ni fue procreado".
Es decir, en el cristianismo, la relación Jesús-Dios, no estaba completamente definida.
 
Algunos judíos conversos y gentiles convertidos al cristianismo, formaron sectas como los maniqueos que en alguna medida mantenían algo del judaísmo al sostener que Jesús no era el Mesías, sino un hombre muy especial, iluminado, talvez un profeta, pero no divino. Esto pasó al Islam a través de una secta gnóstica que enseñaba que Jesús era un simple hombre, santo e iluminado, sobre el cual descendió el Hijo de Dios durante el bautismo, pero que lo abandonó durante la pasión, lo que explica la difícil exclamación de Cristo en la cruz: "Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado".
 
El arrianismo, que niega la divinidad de Jesús, surgió del pensamiento de Arrio, sacerdote cristiano alejandrino que vivió entre el año 250 y el 336. Sostenía que el Hijo no era igual al Padre, sino creado por Él, y por consiguiente era un hombre como cualquier otro. Un Hombre muy especial, santo e iluminado por el Padre, pero no divino. Antes de nacer de María, no existía.
Su doctrina fue ampliamente aceptada y fue muy popular por el hecho que mostraba a Jesús como a un hombre que vivió, comió, durmió y sufrió como un hombre más, junto a los apóstoles y a quienes lo seguían, pese a su cualidad de Iluminado, Santo, y Enviado de Dios. Jesús para los arrianos, estaba más cerca del hombre corriente, era más humano que divino.
 
Estas ideas fueron condenadas como herejías en el Concilio de Nicea en el año 325 DC. Este Concilio determinó que el Padre y el Hijo son de la misma sustancia, ambos Divinos, aun cuando distintas Personas, el concilio también confirmó el concepto del Espíritu Santo, reafirmando la Santísima Trinidad.
 
Sin embargo, pese a la declaración de herejía, muchos obispos, sacerdotes, reyes, gobernadores y cristianos del pueblo, se mantuvieron firmemente creyentes de las ideas de Arrio, dando origen al "arrianismo" que, practicado abierta u ocultamente, perduró por siglos. A lo largo de la historia, muchos herederos y descendientes de Reyes y Emperadores, no pudieron ascender al trono, por ser arrianos y por lo tanto herejes ante el Papa, quién debía coronarlos. Entre los pueblos que no pertenecían al Imperio Romano, el arrianismo persistió. Entre otros, los Vándalos que dominaron la Hispania, la Galia y en norte de África, los Ostrogodos y los Visigodos, hasta el siglo IV DC. Frecuentemente cuando en una provincia surgía una rebelión contra el Emperador Romano, afloraba el arrianismo como una rebelión contra el Papa, aliado per se del Emperador.
 
Semi-Arrianos: La doctrina de Arrio, seguida por muchos, aparecía como poco aceptable para las doctrinas de Occidente (Roma), por lo que se pretendió suavizarla, aún a costa de la lógica, y surgió una posición de compromiso o intermedia entre ambas posiciones. Así los llamados semi-arrianos, aceptaban la similitud o semejanza, en mayor o menor medida, del Hijo con el Padre, pero negaban la identidad en dignidad, rango, grandeza y su existencia eterna, antes y después de su pasaje por la tierra.
Los semi-arrianos agruparon a un sinnúmero de creencias de distintas posiciones e interpretaciones y trataron por mucho tiempo de acomodar un compromiso entre dos posiciones irreconciliables. Al final cayeron en discusiones interminables de lenguaje, de forma y de prejuicios. Nada de fondo.
 
Por su parte los no-arrianos y los católicas puros, también tenían ciertas ambigüedades en sus posiciones con respecto al concepto de Logos o Verbo y al concepto de Hijo de Dios y de su génesis y aparición después de la creación. Hay por lo menos diez Primeros Padres en esta situación, entre los cuales está el respetado Origenes (185-254 DC) a quién se le consideró más tarde como herético, sin ser arriano ni semi-arriano.
 
El Concilio de Nicea que debió haber sido el punto final del asunto, fue el inicio de un intenso debate que llevó a complicadas discusiones durante los siglos siguientes. El concepto de "sustancia", vago y confuso desde su enunciado por Aristóteles, nunca ha sido filosóficamente entendido ni aclarado, incluso algunos filósofos modernos lo han abandonado.
 
En esa confrontación sucedieron cosas contradictorias. Arrio fue absuelto en dos concilios posteriores, fue perdonado por Constantino emperador del Imperio Bizantino e iba ser recibido en la corte, pero lamentablemente Arrio murió repentinamente de un mal desconocido. Constantino fue bautizado en su lecho de muerte por el arriano Eusebio de Nicomedia, en el año 337 DC. Cuando Constantino dividió el imperio entre sus tres hijos, Constancio que gobernó el tercio occidental desde  Roma, era arriano, por lo que llenó la Iglesia de Roma, a toda Italia y en menor medida al resto del imperio de occidente con la doctrina arriana. Sin embargo en concilios posteriores el arrianismo volvió a ser condenado. Para salvar las contradicciones se convocó al concilio de Sárdica (343 DC) que fracasó al no ponerse de acuerdo. Los asiáticos se retiraron en medio de hostilidades y amargas discusiones. Se ha dicho que en el concilio de Sárdica se sembró la semilla de la división posterior de la Iglesia Romana en las actuales Iglesias: la Romana de Occidente y la Ortodoxa de Oriente.
 
Hubo discusiones en el seno de la iglesia hasta el año 383. Pequeños grupos de semi-arrianos y otras corrientes del arrianismo dentro de la iglesia todavía asomaban en los concilios posteriores hasta el Siglo V. Fuera de la iglesia, el arrianismo fue seguido al norte del Danubio, en Italia, España y en el norte de África, por los reinos bárbaros de los Godos, los Vándalos, los Lombardos y los Alanos. Persistieron hasta el Siglo VIII. En edades más recientes, no ha habido resurgimientos organizados. Entre personalidades que simpatizaron con dicha doctrina, se puede mencionar a Milton (1608-1640) y a Newton (1642-1727)
 
Pelagianismo (Siglo V) Condenada en el Concilio de Cartago 411 y 416, Milevi 416 y Efeso 431
 
Herejía propuesta por Pelagio en el siglo V, del cual se conoce poco de su vida. Nació en Britania, vivió en Roma y era un monje erudito en Teología y respetado por los obispos contemporáneos.
Negaba la existencia del pecado original, falta que habría afectado sólo a Adán, por tanto la humanidad nacía libre de culpa y una de las funciones del bautismo, limpiar ese supuesto pecado, quedaba así sólo como un símbolo de iniciación cristiana, quitándole toda significación para la salvación. Además, defendía que la gracia no tenía ningún papel en la salvación, sólo era importante obrar bien siguiendo el ejemplo de Jesús.
Sostenía la capacidad natural del hombre para conseguir la salvación; bastaba para ello el uso de la razón y de la libertad sin la intervención sobrenatural de Dios. La gracia es, solamente, una iluminación interior; no actúa sobre nuestra voluntad y no transforma nuestra alma; la Redención es sólo una invitación a una vida superior, pero permanece siempre exterior a nosotros, no crea nada dentro de nosotros.
 
NESTORIANISMO (Siglo V) Condenada en el Concilio 3ro.de Efeso en el 431
 
Doctrina propuesta por el monje Nestorio, natural de Siria, inicialmente monje y luego obispo de Constantinopla (428-431). Sostenía que Jesús tiene dos naturalezas, una Divina y otra Humana, moralmente unidas. Ma­ría es la madre del Jesús, humano que murió en la cruz y luego resucitó; María no es la Madre de Dios.
 
Al nestorianismo, también conocido como difisismo, se opuso el monofisismo que nació como reacción al nestorianismo; el monofisismo contempla la existencia de una sola naturaleza en la persona de Cristo: la divina. La controversia teológica acerca de la naturaleza de Cristo, provocó un cisma en la iglesia en el siglo V.
 
Cirilo,Patriarca de Alejandría (412-444), delató a la doctrina de Nestorio como contraria a la doctrina oficial en el primer Concilio de Éfeso (431) donde fue condenada como herejía, confirmada también en el Concilio de Calcedonia (451).
Como resultado de esto, las iglesias partidarias del nestorianismo se separaron de la iglesia oficial y se establecieron como una nueva secta del cristianismo agrupándose en la ciudad de Nisibis, convertida en un centro del nestorianismo. Anatemizadas y perseguidas en el Imperio Romano de Oriente, se desplazaron a Persia, donde fueron bien recibidas por los cristianos persas que ya habían declarado su independencia de Constantinopla. En 484, los sasánidas ejecutaron al patriarca católico pro-bizantino y lo substituyeron por el obispo nestoriano, terminando con los vínculos entre la cristiandad persa y el Imperio Romano. La iglesia cristiana de la Persia Sasánida en adelante también se conocería como Iglesia Nestoriana.
 
El nestorianismo se expandió considerablemente a través de Asia, ganando presencia en Asia Central, India y los territorios mongoles y chinos. La primera entrada del cristianismo en China fue el nestoriano en la dinastía Tang. El movimiento nestoriano medieval persistió en la Iglesia Asiria del Oriente, presente principalmente en Irán, Irak y Siria. A principios de la época medieval la Iglesia nestoriana era pode­rosa, aunque su influencia fue limitada a causa de persecuciones posteriores.
 
En la actualidad, existen nestorianos en Siria, Irak e Irán. Asimismo, se puede encontrar iglesias nestorianas, en la India, China y Estados Unidos. Existen dos patriarcas: en la Iglesia Asiria del Oriente, en Illinois, Estados Unidos y en la Antigua Iglesia del Oriente, en Irak.
 
Monofisismo (Siglo V) Condenada en el Concilio de Calcedonia en el 451
 
Es una reacción al nestorianismo: Cristo no tiene naturaleza humana, sólo divina. Las modernas Iglesias de abisinia, armenia, copta y la Iglesia jacobita son todas monofisitas.
 
El monofisismo es contrario a la doctrina de la iglesia al afirmar que Cristo es una persona con una sola naturaleza divina y no humana. Los teólogos católicos ortodoxos reconocieron que el monofisismo era tan malo como el nestorianismo porque negaba la plena humanidad y la plena divinidad de Cristo.
 
Iconoclastía (Siglos VII y VIII) Condenada en el Segundo Concilio ecuménico de Nicea en el 787 y por Teodora, regente del emperador bizantino Miguel III en el 843
 
La palabra correcta en castellano es “Iconoclasia” (que en griego significa «ruptura de imágenes»). Es la deliberada destrucción de los iconos religiosos y otros símbolos o monumentos de la propia cultura, por motivos religiosos o políticos. La iconoclasia es frecuente en los cambios políticos o religiosos que ocurren en el interior de una sociedad. El término «iconoclasta» también se aplica de manera figurada, a cualquier persona que rompe o desprecia los dogmas o convenciones establecidas.
La iconoclasia no es la destrucción de las imágenes de otra cultura, por ejemplo, por los españoles en sus conquistas en América. Tampoco abarca la destrucción de imágenes de un gobernante después de su muerte o derrocamiento, por ejemplo: Hussein después de la guerra de Irak.
 
La herejía Iconoclasta: Es la prohibición del culto a las imágenes religiosas y consiguiente persecución de sus seguidores, iniciada por el emperador bizantino León el Isáurico (717-741), quién ordenó en el año 730 su total destrucción. Algunos estudiosos vieron como fundamento de este accionar una influencia del carácter iconoclasta de los musulmanes y de los judíos, quienes consideraban tal culto como un acto de idolatría. La destrucción de las imágenes religiosas provocó no sólo la división entre los fieles pertenecientes a la Iglesia de oriente, sino que marcó un hito en el alejamiento entre las dos Iglesias, la romana de occidente y la bizantina de oriente
 
Los primeros cristianos, no tuvieron inconvenientes en adoptar el culto a las imágenes, reproduciendo un sin fin de imágenes de Cristo, de los apóstoles y de mártires. Ello además posibilitó el inicio de un arte cristiano, a través del cual, se difundió la doctrina cristiana a los pueblos donde aún reinaba el paganismo y que para la Iglesia naciente, era aún tierra de misión.
 
Al momento de estallar la querella iconoclasta, la iconografía religiosa se encontraba fuertemente arraigada, lo que explica el rechazo popular a la política iconoclasta y el surgimiento de una gran cantidad de defensores de la veneración de imágenes, a los que se los denominó ‘iconódulos’. Estos fueron acusados de promover la idolatría y la magia por lo que se inició contra ellos una fuerte persecución. Esta situación continuó durante largos años hasta la llegada al trono imperial Irene, viuda del emperador León IV (775-780), quien restauró el culto en consonancia con lo resuelto en el Segundo Concilio ecuménico de Nicea (787).
 
Una nueva etapa de la querella iconoclasta se inició durante el reinado del emperador bizantino León V, el armenio (813-820), que si bien fue menos violenta que la primera, no por ello dejó de producir serios trastornos entre los fieles quienes no menguaron en su reclamo de restitución del culto. Durante el reinado del emperador Miguel II (820-829) se produjeron revueltas populares contrarias a su política iconoclasta, lo que originó nuevamente la persecución de sus defensores.
 
El final de los iconoclastas llegó cuando accedió al trono, como regente del emperador bizantino Miguel III (842-867), Teodora, viuda de Teófilo (829-842), quien al revocar todas las disposiciones legales de carácter iconoclasta restauró definitivamente el culto a las imágenes.
 
Catarismo (Siglo XI) Condenada en los sínodos de Charroux (1028) y Tolosa (1056)
 
El catarismo es la doctrina de los cátaros o albigenses (se refiere a la ciudad occitana de Albi), un movimiento religioso de carácter gnóstico que se propagó por Occitania entre los siglos X y XII, donde contaba con la protección de algunos señores feudales, vasallos de la corona de Aragón.
Occitania es una región histórica y cultural situada en el suroeste de Europa que comprende los territorios del Mediodía francés, el Valle de Arán en Cataluña (España) y algunos valles alpinos de la región italiana del Piamonte, así como el Principado de Mónaco.
 
La creencia cátara tenía sus raíces religiosas en formas estrictas del gnosticismo y del maniqueísmo. Su teología era dualista radical, basada en la creencia de que el universo estaba compuesto por dos mundos en conflicto, uno espiritual creado por Dios y otro material forjado por Satanás. Según la comprensión cátara, el Reino de Dios no es de este mundo. Dios creó el cielo y las almas. Satanás creó el mundo material, las guerras y la Iglesia católica.
 
Los cátaros también creían en la reencarnación. Las almas se reencarnarían hasta que fuesen capaces de un autoconocimiento que les llevaría a la visión de la divinidad y así poder escapar del mundo material y elevarse al paraíso inmaterial. La forma de escapar del ciclo era vivir una vida ascética, sin ser corrompido por el mundo. Aquellos que seguían estas normas eran conocidos como Perfectos que se consideraban herederos de los apóstoles, con facultades para anular los pecados y los vínculos con el mundo material de las personas.
 
Negaban el bautismo por ser una institución de Juan Bautista y no de Cristo. También se oponían radicalmente al matrimonio con fines de procreación, ya que consideraban un error traer un alma pura al mundo material y aprisionarla en un cuerpo. Rechazaban comer alimentos procedentes de la generación, como los huevos, la carne y la leche (el pescado, sí, porque entonces era considerado un "fruto" del mar). Siguiendo estos preceptos, los cátaros practicaban una vida de férreo ascetismo, estricta castidad y vegetarianismo. Interpretaban la virginidad como la abstención de todo aquello capaz de “terrenalizar” el elemento espiritual.
 
Otra creencia cátara opuesta a la doctrina católica era su afirmación de que Jesús no se encarnó, sino que fue una aparición que se manifestó para mostrar el camino a Dios. Creían que no era posible que un Dios bueno se hubiese encarnado en forma material, ya que todos los objetos materiales estaban contaminados por el pecado. Esta creencia específica se denominaba docetismo.
 
Los cátaros consideraban a la iglesia de Roma, desorientada y perdida de su primitiva esencia con la que los primeros cristianos vivían su Fe: con sencillez, pobreza y humanismo. Según los cátaros, la iglesia católica se había convertido en una religión, prepotente, intransigente, cuyos fieles vivían en continuo temor al castigo divino por cualquier falta o desvío de sus actos, que pudiera reportarles la condenación de sus almas. Los cristianos están obligados bajo pena de excomunión a una obediencia ciega hacia los dogmas que la Iglesia, consideraba inamovibles.
 
El catarismo era una religión que creía en los dos principios fundamentales: el bien y el mal; esta dualidad estaba en constante lucha, hasta que la muerte, con la destrucción del cuerpo, se liberaba del demonio definitivamente. Por ello los fieles no temían a la muerte, aun bajo sufrimientos.
 
Existía la “Endura” por la cual, en contados y extraordinarios motivos, era permitido el suicidio, por medio de la privación total de comer y beber. Se practicaba cuando intuían que su fin por enfermedad estaba próximo, abandonándose con total pasividad, sin moverse, sin comer y dejando que la enfermedad siguiera su curso, teniendo en cuenta la casi inexistencia de una medicina como tal y la convicción de que Dios era quien decidía cuando una persona debía morir.
 
La iniciación de todo aquel que ingresaba voluntariamente en formar parte de los cátaros duraba tres o cuatro años. Debían aprender-se de memoria el Evangelio de San Juan, ayunar tres veces por semana y someterse a las tres cuaresmas, Navidad, Pascua y Pentecostés. Nunca debían mentir, marchaban siempre en parejas, se dejaban la barba y vestían de negro, cubriéndose la cabeza con la capucha del manto, dos cosas que suprimieron más tarde, por causa de las persecuciones. La Iniciación era imprescindible para salvar el alma, que debía ser pura; no admitían la idea cristiana del juicio final ni del infierno eterno. Los cátaros consideraban que la mujer debía emanciparse y aunque consideraban el amor carnal como un pecado, no era así al tratarse de una mujer creyente.
 
Consideraban al Antiguo Testamento, como un libro atroz y monstruoso, por los relatos que contenían, crueles y llenos de sangrientas guerras, que no respetaban a sus semejantes. El signo de la cruz era igualmente rechazado, por considerar la crucifixión una muerte ignominiosa. No admitían la Eucaristía. Vivían pobremente al estilo de los primeros cristianos, ayudando a todo aquel que lo necesita-se, se sustentaba por su trabajo manual, que debía cada uno escoger y realizarlo con total perfección. Los únicos templos que se permitían era el mismo cuerpo, que debían purificarlo constantemente con ayunos y mortificaciones, en donde residía el espíritu de Cristo.
 
La extrema dureza de sus vidas, era seguida estrictamente por los llamados “Buenos hombres” o “Perfectos”, sin embargo los fieles y sus seguidores, no estaban obligados a tales comportamientos, existiendo gran tolerancia en el cumplimiento de sus deberes esencia-les. Eran algo más optimistas que el resto de las religiones, que vivían siempre bajo el temor del castigo eterno. Los cátaros eran más positivos, ofreciendo para el alma de sus creyentes un mejor destino, que al morir se convertían en “Espíritu de la Luz”.
 
Se reprochaba a los cátaros que cuando el fallecimiento era irremediable, dejaban tranquilo al enfermo, para que su tránsito fuera sosegado y apacible, rechazaban de plano las prácticas de los cristianos, que hasta el último momento, sangraban y sometían gran sufrimiento a sus enfermos. Para los cátaros la muerte solo era una puerta que debían cruzar, reconfortados consigo mismos, resulta-do de ello el paso hacia una mejor vida, con la posibilidad de purificarse, sin el lastre que resultaba la posesión del cuerpo.
 
En respuesta, la Iglesia católica consideró sus doctrinas, heréticas. Tras una tentativa misionera y frente a su creciente influencia y extensión, la Iglesia terminó por solicitar el apoyo de la corona de Francia para lograr su erradicación. Esto se hizo en forma violenta y sangrienta a partir de 1209 mediante la Cruzada albigense. A finales del siglo XIII el movimiento, debilitado, entró en la clandestinidad y se extinguió poco a poco. La Cruzada albigense fue el preludio de la Inquisición.
 
Jansenismo (Siglo XVII) Condenada por papa Clemente XI a través de una bula el año 1715
 
Doctrina defendida por el obispo holandés Cornelis Jansen (1585 - 1638) que se extendió con relativo éxito por Francia, Alemania, Países Bajos e Italia hasta finales del siglo XVIII.
 
Los jansenistas declaraban seguir  las verdaderas doctrinas de San Agustín de Hipona respecto a la interpretación del libre albedrío y su relación con la predestinación y la gracia divina. Según su interpretación, el ser humano se encuentra corrompido por el pecado original e inclinado "naturalmente" al mal, por lo que sólo podrá obrar bien por mediación de la gracia divina, única forma, por lo tanto, de alcanzar la vida eterna. La aplicación de tales doctrinas a la vida práctica les condujo a proponer una reforma de la vida moral inspi-rada en la estricta observancia de principios rigurosos y ascéticos.
 
Jansenio defendía la doctrina de la predestinación absoluta. Mantenía que los individuos son incapaces de hacer el bien sin la ayuda de la gracia divina; están destinados por Dios para ser salvados o condenados, y al final, sólo unos pocos serán los elegidos.
 
Los jansenistas fueron acusados de protestantes encubiertos por la semejanza de su doctrina con los calvinistas, pero ellos siempre se declararon católicos, obedientes y proclamaban que no era posible la salvación fuera dela Iglesia católica.
 
A comienzos de 1640, el convento de Port-Royal-des-Champs, cerca de París, se convirtió en el centro espiritual jansenista más importante. El janseismo fue víctima de la hostilidad de los jesuitas y también del gobierno francés, que asociaba a sus seguidores con diferentes movimientos políticos de oposición. En 1653, el Papa condenó los escritos de Jansenio, el rey de Francia clausuró Port-Royal-des-Champs y arrasó su convento en 1709.
 
Otra visión: El jansenismo significó un resurgimiento de la antigua disputa teológica entre el valor del libre albedrío y la predestinación, inclinándose Jansenio por ésta última en desmedro de la libertad. Creía que a causa del pecado original el hombre sólo podía alcanzar la salvación mediante la intervención de la Gracia, intervención que inexorablemente inclinaba la  voluntad hacia el bien, sin que la libertad interior del hombre pueda resistirla. Ello implicaba necesariamente limitar el carácter universal de la Redención puesto que los no predestinados carecían de la posibilidad de recibir influjo alguno de Cristo y con ello, quedaban fuera de toda posibilidad de salva-ción al estar irremediablemente sometidos a los efectos del pecado original.
 
El término del jansenismo lo dio el papa Clemente XI a través de una bula el año 1715.
 
 
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Fuentes:
http://es.catholic.net/op/articulos/30976/cat/8/las-grandes-herejias.html
Historia de la Filosofía Occidental B. Russell
http://forosdelavirgen.org/20438/herejias-en-los-20-siglos-de-la-iglesia-catolica/
 
 LRA 
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